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miércoles, 20 de enero de 2016

LA LEYENDA DE LA FUENTE DE LA MORA


 
El nombre de La Fuente de la Mora tiene su origen en el manantial de agua que nacía en las faldas de los Llanos, junto al depósito o Caseta del Nacimiento del camino de San Marcos, cerca del  Cauchil, topónimo árabe que significa “caudal de agua”. Con estas aguas, se regaba  el valle de la Mora.  A mediados del siglo XVI, se  canalizaron sus aguas  y, unos años más tarde, en 1572, sus aguas regaban las huertas de las Azacayas a través de una fuente, situada  en los alrededores de la iglesia de Consolación (fuente que abastecía también a los vecinos, denominada  Fuente de la Mora Nueva en contraposición de la antigua que la llamaron Fuente de la Mora Vieja).
Los alcalaíos, sin embargo,  localizaron erróneamente “La leyenda de la Mora Cava” en esta fuente de la Mora Nueva .

LA LEYENDA DE LA MORA CAVA

Fue recogida esta leyenda por el cronista Antonio Guardia Castellano, basándose en “ una antigua conseja de la tradición alcalaína que atribuye el origen de esta calle  a perpetuar el recuerdo el recuerdo de una hermosísima mora enamorada de un capitán castellano de los que sostenían el cerco de la ciudad” . Su fecha, en  1340.
            Esta mora, durante el asedio, solía bajar, a través de un pasadizo, galerías y  pasadizos,  a la cava, situada a las afueras de la tercera muralla. Allí, solía abastecerse de las aguas de una fuente (de ahí el nombre de Fuente de la Mora actual), donde fue sorprendida por dos soldados de guardia de las tropas castellanas. Los soldados, primero,  creían que era un fantasma y estuvieron a punto de matarla; luego, comprobando que era una mujer de carne y hueso la detuvieron y  apresaron; y,  unos  días después,  la presentaron  al capitán. Este, compadecido por las crueles  circunstancias del asedio, le permitió que  llenara sus cántaros para aliviar la sed  de la moribunda madre de Cava, al mismo  que se enamoró de la joven.


Sin embargo, los últimos momentos de la vida  de su  madre  retardaron los encuentros de los dos enamorados, lo que provocó el desasosiego del capitán que no  comprendía las injustificadas ausencias de su amante.
Muerta su madre, Cava de nuevo volvió a la fuente  para encontrarse con el militar castellano y,  allí, fue descubierta por su padre Zayde  que no comprendía el deshonor  de  hija. Por eso, le lanzó un dardo dejándola exánime en los brazos del capitán. Por su parte,  Zayde, tras huir,   se colgó en un chaparro en el callejón del Ahorcado.       


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